provides up-to-date information and cutting-edge critical analysis of biopolitical asymmetries and other mechanisms and effects of power in philosophy and beyond
Forgive me if I’ve shunned so long Your gentle greeting, earth and air!
Emily Brontë
En tiempos recientes se ha vuelto cada vez mas común, en filosofía de la mente, explorar la hipótesis de que las emociones y afectos que tradicionalmente se consideran negativas como el enojo, la tristeza, aburrimiento, etc. en realidad no lo son o por lo menos no por completo. Entre estas propuestas, es muy común encontrar quiene defienden la hipótesis de que la función o, por lo menos, una de las fuentes de valor de estos afectos es epistémica, es decir, que nos dice o aprendemos algo, ya sea sobre nosotros o sobre nuestra relación con el mundo.
Many recent works suggest that negative affect [like positive ones] may also facilitate optimal performance in many situations, consistent with evolutionary theories suggesting the adaptive signalling function of various affective states.
Forgass 2015
El problema con las teorías que sostienen el valor epistémico/cognitivo de las emociones ‘negativas’ complejas (el duelo, la envidia, etc.) es que enfrentan un dilema: o bien lo que supuestamente aprendemos gracias dicha emoción es algo que no es realmente nuevo (pues está presente solamente cuando la emoción se dispara y no explica su evolución y duración) o no es realmente conocimiento (pues no tiene el tipo adecuado de contenido). Respecto al primer cuerno del dilema, es claro que, por ejemplo, si lo valioso del enojo fuera, digamos, el que nos dice que algo negativo nos ha pasado, entonces ¿de qué sirve seguir enojado si ya nos dimos cuenta de que algo negativo nos ha pasado? Y, sin embargo, lo común es que el enojo continue aun después de que nos hemos dado cuenta de ello.
La propuesta de Teresa Bruno Niño se concentra en este segundo cuerno pues propone que el tipo de contenido que tiene el conocimiento propio del duelo es de un tipo especial, encarnado, que hace que sea difícil obtener de otra manera. No es conocimiento proposicional, ni es entendimiento, sino algo distinto. La propuesta ilustra muy bien la tensión de este dilema: pues entre mas se parece al proposicional este conocimiento, mas claro es que es conocimiento genuino, pero menos claro parece que sea propio de la emoción; y vice versa, entre mas emocional es el conocimiento, mas claro es que es propio de la emoción, pero menos claro que sea conocimiento genuino.
Por otro lado, Bruno deja muy claro que no está diciendo que el duelo sea recomendable en general, ya que implica una pérdida sustancial, sino que la pérdida con duelo es mejor que sin él. Me parece claro que esto es lo que se debe decir, aunque el problema es ¿qué queremos decir con “pérdida sin duelo”? Porque si queremos decir el que un individuo, en el contexto actual en el que el duelo es una respuesta normal a la pérdida, no experimente duelo, la respuesta será muy distinta a si lo que queremos decir el que no sea lo normal el que la pérdida esté acompañada de duelo.